Cuando dibujes el rostro y la cabeza, el énfasis debe mantenerse en captar el gesto, ignora los detalles tanto como sea posible. Una figura muy simple para la cabeza, los ojos, la nariz y la boca serán suficientes para clavar el gesto o la expresión que quiere transmitir el modelo.
Todos tenemos un nivel distinto a la hora de valorar nuestras habilidades para dibujar, así que algunos verán que es innecesario empezar por figuras tan sencillas. Aún así nunca esta de más poner en práctica esta técnica para refrescar las ideas y practicar.
Estudia el modelo que vas a dibujar, observa bien ya que un buen dibujo es aquel en el que las distintas figuras y formas que conforman el rostro se puedan mover para formar distintas poses y expresiones, ya sea para mostrar un gesto alegre, enfadado, asustado, haciendo payasadas o tenso, etc. y siga siendo reconocible el personaje de una manera consistente.
Hay distintas maneras de comenzar a dibujar la cabeza, pero una muy extendida es la de dibujar un óvalo para la cabeza y unas líneas que sirvan de guía para indicar la perspectiva y dirección, y para colocar ciertas partes como los ojos, las orejas, la nariz o la boca.
Las cabezas varían bastante en cuanto a tamaño y forma y cuando hayas notado las características que definen la forma de la cabeza de un individuo, puedes explotarlas para tratar de variar la figura básica de manera que se asemeje al modelo o para exagerar y caricaturizar los rasgos.